(Foto de Clorinda - permiso concedido por mi primo, hijo de Clorinda, Carlos Bliss)
Las dos Clorindas
Porque le cambio los pañales a tu bebè,
la llamarás Clorinda-
Es lo que recuerdo decía mi madre cuando le preguntaba por qué me había puesto ese nombre que luego aprendi es de origen griego.
-Fue lo que me decia tu tia Clorinda
Y me convertí en Clorinda
Pero la original sólo la recordaba en mis sueños. Memorias de la nena precóz que vagamente recordaba su vida como retazos colgados en los techos a secar.
Un padre que nunca me quiso, pero el cual visitaba a mi madre cada vez que ella pisaba tierra patriótica. Ay si se acordaba que yo existia. Pero jamás me llevó a ver a mi tia Clorinda. ..ni otra familia que se interesara yo existía.
No culpo a mi madre, sus razones habrá tenido para no decirme de la familia de mi padre. No le puedo preguntar, mi madre está muerta. Añoré preguntarle un dia, pero Dios me la arrancó de mis brazos justo cuando al fin nos estabamos llevando bien. Por ella, aprendi tantas cosas, por ella fuí a las mejores escuelas privadas...por ella, si mi madre, aprendí a amar la soledad. Siempre me dejaba sola, aún estando en la misma casa, estaba yo sola. Me quitaba el habla por nada. Todo le molestaba. Pasaba meses viviendo en la misma casa y no me hablaba, me sentía la hija que nadie deseaba.
Llegué a amar mi soledad, tal como la amo yo hoy màs que nada.
Sin amor crecí aunque todo me lo dió. Cómo pensar entonces que la familia de mi padre le importara saber de mí. Si él mismo, también me tenía abandonada. Aprendi a amarme a mi misma por eso vivo felíz asi.
Pero en mis recónditas memorias veía a Clorinda cargandome. Y de niña haberla visto en la Avenida Central un dia. Todos sabían que yo existia, pero nadie hizo nada. Al que culpo aunque yace muerto en el lugar de los mil arrepentimientos, es aquel que aportó la esperma que me dió vida. No le debo nada, ni la muñeca fea que me regaló una Navidad, mientras cargaba en la otra mano, dos hermosas muñecas grandes. Y la que me dió fue la que llevaba en una bolsa de papel.
Pero, hubo una niñéz donde si me amó. Aquella cuando me lanzaba a sus brazos cuando desde afuera escuchaba su silbido. Sí, hubo evidencia de amor de padre. Pero al convertirme en una adolescente, todo cambiò. Retorné con rabia a mi patria y nada me interesaba. Me había americanizado y a la fuerza tuve que volver a vivir con la tia de mi madre, nuevamente era su criada. Asi era como vivia.
Hasta dormía en un petate en el suelo. Todo esto mientras mi mami le enviaba a ella dinero américano todos los meses y en aquel tiempo recibía muy buen dinero . Mientras tanto, yo era la sirvienta. Limpiando todo, hasta su vasenilla cochina, aquella repleta de mierda, y corriendo para la escuela. Aquella escuela donde las niñas blanquitas hablaban con papas en la boca. Sonando como ricachonas y dándoselas de aristocráticas. Aquellas que se burlaban de mí por vivir en una barriada que hoy dia es bien coticiada. Y cuando les decía que yo viajaría a Europa y que me iba a enamorar de un español bien guapo, ellas se reian. Tal como dije, a los 20 años viajé á España y amé, amé, y fui amada.
Pero este relato no es de ellas.
Al fin, si al fin encontré a la otra Clorinda... ella es Clori y yo Clory
Yo he viajado mundos y con orgullo el mundo ha sabido de mi. Todos han conocido á Clorinda. .
Ahora yo he conocido a la verdadera Clorinda.
Al fin veo rasgos de mi en la cara de otro...al fin veo a la Clorinda que siempre amé
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Las Dos Clorinda. ...
Dos vidas, un nombre, y una vida desenfrenada
(Foto de Clorinda - permiso concedido por mi primo, hijo de Clorinda, Carlos Bliss, hijo de Clorinda)

